LA LIEBRE ESA GRAN DESCONOCIDA por:Claudia Glez. Pariente (Bióloga y Bioquímica por la USAL)GREMIOS EDICIONES S.L. año 2008Fotografía Jacinto Navas Parte 4ª Determinación del sexo La determinación del sexo de la liebre en cautividad se basa en algo tan sencillo como es la observación directa de los genitales, sin embargo cuando se trata de ejemplares en libertad en lo único en lo que nos podemos basar son una serie de pautas de comportamiento que no son del todo fiables: Durante la carrera la hembra mantiene las orejas agachadas mientras que el macho permanece con ellas en posición erecta. La posición de las orejas de las hembras en la cama es más abierta. La cabeza en el caso de los machos es más pequeña y redondeada. La posición del cuerpo del macho mientras corre es oblicua mientras que las hembras en carrera adquieren una posición recta. Cuando el macho se agazapa sus orejas permanecen levantadas mientras que la hembra se agazapa colocando las orejas sobre los hombros. Rastros y huellas Huellas Los pies anteriores poseen 5 dedos, aunque los interiores o pulgares son tan cortos que raramente dejan huellas y los posteriores largos y estrechos tienen también cinco dedos; todos ellos provistos de uñas rectas no retráctiles falciformes y estrechas. Las plantas están cubiertas de una capa de pelos. Las huellas puntiagudas de plantas y uñas son morfológicamente similares, pero las de los pies posteriores de las liebres son más anchas y aproximadamente 1 cm mas largas que las de los conejos. En suelos duros solo se hallan impresiones de las uñas. El rastro al galope o salto de los conejos tiene forma de Y (en el caso de las liebres la impresión tiene forma de L invertida) en grupos de 4 pisadas las dos primeras de los miembros posteriores separadas y casi horizontales y las dos segundas de las patas anteriores de menor tamaño una detrás de otra casi en línea; la distancia entre cada grupo aumenta con la velocidad animal. Cuando las liebres y conejos se mueven lentamente o permanecen sentados en terrenos blandos o en la nieve se pueden encontrar dos grandes impresiones casi horizontales de los talones de las patas traseras. A veces pueden distinguirse cambios de dirección y bruscas interrupciones en las carreras, las sendas sinuosas o pistas, debidas a grandes saltos, comportamiento que parece que tiene por objeto despistar a los depredadores. Huella de liebre ibérica.
Excrementos Las deyecciones de los mamíferos constituyen signos muy característicos que pueden proporcionar interesantes informaciones acerca de la especie, tamaño, peso, edad e incluso sexo, así como del tipo de alimento y territorialidad. Las dificultades en la identificación de las heces, se derivan de su variabilidad de forma, tamaño y consistencia según la estación del año en consonancia con los alimentos ingeridos, de su similitud en especies taxonómicamente afines y de sus cambios de color y desintegración con el tiempo. En la morfología influye la estructura anatómica de los últimos tramos del tracto digestivo. En la liebre son casi esféricas de 1’5-2’1 cm de diámetro, de color ocre amarillento en invierno y negruzco en verano y de textura fibrosa en cuya superficie se aprecian trozos de vegetales. Excrementos de liebre
Otros rastros
1. Al comer la hierba y ramas jóvenes, la cortan o siegan con los incisivos superiores, sin producir desgarros, mientras que las ramas aparecen desgajadas por la base inferior. 2. Al roer la corteza de los árboles, marca una mordedura profunda en sentido vertical al tronco. 3. Las camas y parideras de la liebre son muy características. La liebre no construye madrigueras como ocurre con el conejo, sino que se encama entre la propia vegetación, aprovechando bien depresiones del terreno, junto a una roca o mata que le da sombra y protección frente a los vientos, o en la propia vegetación, que al soportar el peso del animal termina por adquirir una peculiar forma acunada.
Marcas dentarias Los lepóridos son duplicentados, es decir, con dos pares de incisivos grandes, arqueados y paralelos en la mandíbula superior (anteriores y posteriores) y un par en la inferior, de crecimiento continuo y movimientos longitudinales y laterales y de arriba abajo. Las señales que dejan al roer tanto conejos como liebres son características pero muy difíciles de distinguir entre sí ya que se alimentan de brotes herbáceos y cortezas de árboles jóvenes caducifolios, coníferas y raíces, taladrándolos con sus afilados dientes que dejan unos cortes lisos y oblicuos similares a los de un afilado cuchillo y unos surcos longitudinales de roído que dan la sensación de que hubieran sido hechos por cuatro dientes estrechos, dos de la mandíbula superior (los posteriores no dejan huellas) y dos anchos de la inferior, hecho debido a que los incisivos tienen un surco central profundo.
Cráneo de liebre ibérica.
Densidad poblacional Lepus granatensis La densidad es muy variable dependiendo de factores tan diversos como la calidad del medio, presión cinegética, climatología, etc. Las densidades varían entre 80 individuos/km2 en olivares andaluces y 22 individuos/km2 en cultivos intensivos de cereal en León. En Asturias, algunos autores sugieren que podría estar en regresión.Lepus europaeus Es escasa en la mayor parte de su área de distribución y ha desaparecido en la zona central y oriental de Asturias, en el litoral de Cantabria, en parte del País Vasco y Navarra, en zonas limítrofes con la liebre ibérica y en casi toda la franja litoral de Cataluña.
Lepus castroviejoi Alcanza densidades máximas en las zonas más elevadas y mejor conservadas de la Cordillera, presenta poblaciones menos densas en montañas de menor altura y está en peligro en algunas zonas periféricas como la Sierra de Peña Labra en Cantabria o la Sierra del Aramo en Asturias. No se conoce el tamaño de la población de L. castroviejoi, pero recientes estudios han permitido estimar valores de densidad de 8,83 individuos/km2 en zonas de baja densidad y 23,33 individuos/km2 en zonas de alta densidad de la Reserva Regional de Caza de Somiedo (Asturias).
Depredadores naturales e impacto del hombre Es presa habitual del lobo (Canis lupus), zorro (Vulpes vulpes), gato montés (Felis silvestris) y grandes aves rapaces. También se ha observado, ocasionalmente, que los jabalíes (Sus scrofa) pueden capturar individuos jóvenes. Sin embargo, no son los predadores naturales los causantes de la alarmante disminución y regresión de las poblaciones de liebres ibéricas. Las razones de este hecho pueden resumirse así:- Excesiva presión de caza legal.-Falta de ordenación de la misma.-Caza furtiva en cualquier época.- Atropellos en carreteras y caminos, por lo general, intencionados.- Accidentes causados por los laboreos agrícolas (cosechadoras y segadoras).- La intensa explotación agrícola, con el uso indiscriminado e incontrolado de insecticidas, herbicidas y lo que es aún más importante, con la destrucción continúa de su hábitat y la alteración de los ecosistemas naturales.
Enfermedades asociadas Infecciones víricas Entre las descritas para las liebres destacan la mixomatosis, rabia y síndrome vírico de la liebre. En los dos primeros casos el contagio es muy esporádico y raramente observable. En el caso de la mixomatosis, el contagio es difícil, el curso de la enfermedad es muy lento y con frecuencia sólo son observables reacciones locales. Para el caso de la rabia, las posibilidades de infección son más remotas, pero no por ello descartables ya que hay que considerar el estrecho contacto entre las liebres y el resto de los componentes de la fauna. La detección de casos de rabia en la fauna silvestre en Europa, durante los últimos 30 años, así lo confirman. El síndrome vírico de la liebre, es de aparición reciente en Europa.
Infecciones bacterianas Pasterelosis: Es una enfermedad que se encuentra ampliamente difundida, aunque se presenta de manera esporádica. La produce la bacteria Pasteurella cuniculi. Entre las liebres encontradas muertas, un porcentaje superior al 6% es debido a esta enfermedad. Los síntomas clínicos son: abatimiento general y tristeza de los animales. A veces, caen muertos mientras intentan escapar de la persecución por parte de perros de caza. Los animales afectados por esta enfermedad no son aptos para el consumo. Pseudotuberculosis (rodentiosis): Junto con la pasterelosis es la enfermedad bacteriana más importante que afecta a las liebres. Las liebres se ven afectadas con mayor frecuencia que los conejos, esta infección también se presenta en todas las especies de roedores. También se ha observado, aunque más raramente, en ovejas, cabras, corzos, aves y por supuesto en el hombre. Esta enfermedad es producida por la bacteria Pasteurella pseudotuberculosis y se difunde a través de los excrementos de las liebres y de los restos de los animales enfermos. Suele darse durante los meses de otoño e invierno estando muy influenciada por los factores climatológicos y nutricionales. Los animales enfermos se reconocen fácilmente por su debilitamiento general y su extrema delgadez. La carne de los animales afectados no es apta para el consumo humano.
• Infecciones por estafilococos Se encuentra difundida tanto en liebres como en conejos, y aunque no se suele presentar con carácter epidémico, su frecuencia de presentación es variable de unas regiones a otras. Los estafilococos son los agentes causales. El contagio puede tener lugar a través del consumo de alimento contaminado o principalmente por vía subcutánea. En este último caso penetrarían a través de las heridas, mordeduras o arañazos. Curiosamente, el comportamiento agresivo de los machos entre si favorece las heridas, lo que explicaría la mayor incidencia de estos procesos infecciosos en los machos. Los animales afectados por esta enfermedad se caracterizan por la presencia de prominentes focos de pus encapsulados por tejido conjuntivo. Estos focos están localizados en la piel y tejido subcutáneo de la cabeza, pecho y articulaciones así como en el dorso y base del rabo. Una manipulación inapropiada por el hombre favorece su contagio, pudiendo sufrir éstas supuraciones en manos y brazos. La carne no es apta para el consumo humano.
Otras enfermedades En este apartado consideramos aquellas enfermedades que bien por su menor incidencia, bien por falta de estudios exhaustivos no se conoce con gran precisión, pero no por ello dejan de ser menos importantes. Dentro de este grupo están la Tularemia, Brucelosis, SaIrnonelosis. Finalmente, otras enfermedades de diverso origen son las parasitosis en general, malformaciones no congénitas y los tumores y quistes en ovarios y útero, etc.
Medidas de gestión y conservación Lepus granatensis Entre los factores de amenaza destacan la pérdida de hábitat motivada por la homogenización de los cultivos y la desaparición de los tradicionales frente a los intensivos, así como las repoblaciones forestales. La falta de una gestión cinegética adecuada (sobreexplotación cinegética), el uso abusivo e indiscriminado de productos fitosanitarios, la caza furtiva, los atropellos en los caminos y carreteras y el aumento de predadores oportunistas son también factores a tener en cuenta. Como medidas de gestión se proponen, entre otras, una adecuada gestión cinegética, la diversificación agrícola que favorezca los refugios o “perdederos” y las mejoras del hábitat atendiendo a los requerimientos ecológicos de la especie.
Lepus europaeus En las últimas décadas se está registrando un continuo declive de las poblaciones de liebre europea en toda Europa. El principal problema de conservación en España es la alteración del hábitat. La sustitución de grandes extensiones de campiñas por monocultivos forestales, la intensificación de la agricultura y la creciente ocupación del territorio por infraestructuras o asentamientos han supuesto la pérdida de superficies apropiadas para la especie y han contribuido a la fragmentación de algunas poblaciones marginales. Además, la caza excesiva o mal planificada, el uso indiscriminado de productos fitosanitarios o las repoblaciones inadecuadas son otros factores de amenaza. En este sentido, las principales medidas de conservación son las tendentes a recuperar la diversidad paisajística y agrícola del terreno. La conservación de setos y pequeños bosquetes en las llanuras de vocación agrícola aporta refugio a las liebres y la alternancia de cultivos favorece su alimentación.
Lepus castroviejoi En Asturias la caza de la especie está vedada, con excepciones muy puntuales. En Castilla y León y Cantabria solo se cazan unos centenares de ejemplares cada año. En todo su área de distribución sería recomendable la realización de una planificación específica de la caza, que estableciera unos criterios respecto a periodos de caza, métodos de caza y tasa de extracción. Es aconsejable realizar un seguimiento específico de la especie mediante la obtención de índices de abundancia y la recogida de los resultados de caza. Además se requieren estudios más detallados de biología y dinámica poblacional. La conservación del hábitat de la liebre de piornal debe encuadrarse en estrategias generales de conservación y desarrollo sostenible de la Cordillera Cantábrica. En este sentido deberían plantearse actuaciones de fomento de los usos ganaderos tradicionales extensivos. Actualmente, muchos de los desbroces de matorral en áreas de montaña se realizan mediante roza selectiva o aclareo en manchas irregulares, manteniendo zonas intercaladas con matorral que aportan refugio a la liebre de piornal y otras especies silvestres y benefician el aprovechamiento de los pastizales por el ganado. Estas condiciones deberían aplicarse de forma generalizada a todos los desbroces realizados en el área de distribución de la liebre de piornal. La aplicación de fertilizantes y fitosanitarios debería requerir una evaluación previa de sus riesgos sobre la especie.
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